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Dentro de los muros de la Hacienda San José Eknakán se encuentra un rincón del pasado, un lugar donde la historia cobra vida a través de la arquitectura, las tradiciones y los tesoros que han resistido el paso del tiempo. Esta hacienda,  ha sido testigo de siglos de cambios y transformaciones, y en su esencia, guarda los secretos de generaciones pasadas.

HISTORIA

La Hacienda San José Eknakán, fundada en el siglo XVIII como una estancia ganadera y agrícola forrajera con una extensión de 26,000 hectáreas, tuvo como propietario inicial a Don Gregorio Antonio Pastrana. Aproximadamente en los albores del año 1870, Don Ricardo Molina Solís adquirió esta hacienda con el propósito de convertirla en un centro de producción de henequén. En ese proceso, emprendió diversas obras de construcción que incluyeron la casa principal, la vivienda del administrador y el cuarto de máquinas.

La decisión de Don Ricardo de trasladar su residencia temporal a la casa principal llevó a una interesante condición por parte de su esposa, Doña María Luisa Hübbe y García Rejón. Ella accedió a acompañarlo en esta nueva ubicación a cambio de que se construyera una iglesia en la hacienda. Para llevar a cabo este proyecto, encargaron la elaboración de los planos de construcción a un despacho de ingeniería ubicado en Hamburgo, Alemania, lugar de origen de la familia Hübbe. El resultado fue la impresionante iglesia neogótica de San José Eknakán, que hoy en día luce en todo su esplendor gracias a un meticuloso proceso de restauración que duró dos años, financiado en su totalidad por los actuales propietarios de la hacienda, otorgándole un destacado encanto.

Esta hacienda ha experimentado un importante proceso de restauración que ha devuelto su esplendor original a varios de sus elementos, como la Casa del Administrador, los jardines, la Casa de Máquinas y la Unidad de Manejo Ambiental (UMA) dedicada a aves y especies silvestres.

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